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domingo, 13 de mayo de 2012

"NOIGO.. SIEMPRE A TU LADO"



“NOIGO, SIEMPRE A TU LADO”




No pienso cruzar campo a través con mis botas nuevas de tacón de aguja. Y mucho menos, arriesgarme a que se me queden enganchadas las medias de rejilla en cualquier zarza y presentarme allí como un guiñapo, como una cualquiera.

Sabía que la idea de quedar con este tipo iba a causarme problemas.

Me ruge el estómago. Me arden las plantas de los pies. Debería haberme puesto las plantillas “devora-el-confort“, porque creo que ya me están saliendo ampollas.

Y para colmo, ni siquiera se si me gusta el tipo. Tampoco hay mucho donde elegir en este pueblo, esa es la verdad.

Meto la mano en el bolsillo de la cazadora y aparte de un clínex usado, solo encuentro un puñado de pipas. Pruebo una y la escupo. ¡Rancias!. Las puñeteras pipas están rancias.

La cabeza me da vueltas y noto un sudor frío.

Me paro a la altura de dos tristes amapolas. Escucho el zumbido de algo parecido a un abejorro que debe estar al acecho detrás de mi. Aunque no lo veo, intento espantarlo a manotazos, caminando cada vez más rápido en zig-zag.

Y empiezo a notar un hormigueo en mi cintura, una extraña vibración.

-¡Ah, no! ¡si es mi móvil!- me digo.- Mi viejo móvil… sin saldo.

“Que sea Manolo, por favor, que sea Manolo y me venga a buscar, aunque sea con el tractor.”
- ¿Diga?- contesto apretando fuerte el teléfono contra mi oído.
- ¿Es usted la titular de la línea?
- Claro que soy la titular de la línea.- contesto impaciente. “Nada, que no es Manolo.”
- Bien, doñita- me dice una voz femenina con marcado acento cubano- le llamo del departamento de atención al cliente de su operadora de telefonía móvil.
- Ah… ¿del móvil? ¿Son de “Noigo”?
- Sí, sí… yo le oigo perfectamente, doñita.-me contesta la cubana.
- Mire, no tengo tiempo para tonterías. Me he perdido, ¿me entiende?- de pronto noto que me tiembla la voz y me entran ganas de echarme a llorar.
- Entiendo, doñita, le llamamos para ofrecerle un nuevo servicio que…
- Le digo…- la interrumpo- que estoy en medio de un camino polvoriento, totalmente perdida, que no tengo saldo para llamar y …encima me están matando estos tacones.
- Entiendo, doñita… le paso con un agente.
Y me quedo, como una imbécil, con el móvil pegado a la oreja, escuchando la música del himno de la alegría de fondo.
Miro a mi alrededor. Una piedra me sirve de asiento. Me descalzo y masajeo mi pie derecho. Suena un pitido, dos… ¡la batería!
De pronto deja de sonar la musiquilla.
- “Estás en el menú principal”- me escupe la dichosa voz grabada de una operadora, esta vez sin acento cubano- ¿desea hacer una consulta desde el número que está llamando?
- Sí, sí…- afirmo rápidamente, con la esperanza de que se ponga alguien al teléfono.
- Si desea consultar su saldo, diga o pulse 1, si desea información sobre renovación de su terminal, diga o pulse 2, si desea hablar con un agente… diga “agente”
- Agente, agente… ¡agenteeee! - grito como una posesa.
- Le pasamos con un agente.- y de nuevo el himno de la alegría.
- Buenos días, mi nombre es Alvaro. ¿en qué puedo ayudarle?.- ofrece una voz masculina grave y perfectamente modulada.
- Hola, soy Milagros, y estoy perdida en mitad de un camino en…- intento recordar el tablón de madera mohosa, agarrado con unas cuerdas, que he pasado hace por lo menos media hora- en… San Honorato del Valle… ¿lo conoce? ¿puede ayudarme?
- ¿su nombre, para dirigirme a usted?- se me insinúa el agente.
- Milagros, pero puedes llamarme Mili- coqueteo.
- Perfecto, Mili. Ya conoce nuestro lema: “Noigo siempre contigo” Claro que podemos ayudarla, y… es un verdadero placer para nuestro departamento contar con un nuevo servicio que puede contratar desde este momento. ¿Quiere activar su servicio de GPS? Así podremos ayudarle
- Claro, claro… ¿qué tengo que hacer?
- Bien, Mili. Pulse almohadilla, 3,2,1 y diga CERO, alto y claro.
Con los dedos temblorosos, porque el móvil ha vuelto a avisarme de que no tengo casi batería, sigo al pie de la letra las instrucciones.
En ese momento, casi tiro el móvil de la impresión. Luces de neón azules y verdes parpadean a lo largo y ancho del dichoso terminal.
Del altavoz sale una voz metálica que me anuncia: “Su posición en coordenadas es 40.7903033,-1.3540994, usted se encuentra en el área perimetral de la provincia de Cuenca, España, en un camino polvoriento entre las localidades de Santa Orosia y San Honorato del Valle.”
Vuelvo a colocarme el auricular en el oído, esperando algo más.
- ¿oiga…?
- ¿Ha funcionado correctamente su servicio de GPS?- pregunta la voz masculina
- Sí, sí… pero necesitaría llegar a Santa Orosia… no tengo agua, ni comida, me quedo sin batería… ¿a cuánto está a pie?
- Déjeme que haga algunas comprobaciones… sí, a siete kilómetros y cincuenta y ocho metros exactamente, según sus coordenadas.
Resoplo e inevitablemente, me echo a llorar.
- No obstante, disponemos de un servicio de búsqueda adicional… por si desea contratarlo en este momento.
- Sí, sí… claro que quiero el servicio de búsqueda.
- Recuerde nuestro lema: “Noigo siempre a tu lado”. Queda activado el servicio de búsqueda.
De pronto el móvil empieza a vibrar como un poseso, emite unas señales luminosas hacia el cielo.
- ¿Y ahora qué pasa?- pregunto asustada.
- No se preocupe Milagros, nuestro servicio de búsqueda se ha activado con éxito.
Un fuerte viento y un ruido estridente planean sobre mi cabeza: un potente helicóptero dibuja círculos bajo el cielo.
Empiezo a dar ridículos saltitos y agitar los brazos. Pero el cacharro sigue dando vueltas sin intención de aterrizar.
- ¿Milagros?
- Sí, sí… dígame.
- ¿Desea activar el servicio de recogida de clientes de Noigo, en este momento? De lo contrario, el aparato seguirá dando vueltas en el cielo indefinidamente.
- Sí, claro que sí…
- Mire hacia arriba, verá un helicóptero de grandes dimensiones con el logotipo de Noigo, soy yo… el que le está saludando desde la ventanilla… ¿me ve?
- Sí, sí, le veo… ¡Sí, lo activo, lo activo!.
- Perfecto, no se retire. El servicio de recogida de clientes ya esta activo.
Me tapo la cabeza con mis manos para protegerme. Se levanta de pronto algo parecido a un huracán. Cuando abro los ojos, me encuentro a un apuesto joven con un pinganillo y un micrófono viniendo hacia mí. Lleva pantalón negro y una camisa blanca con el logotipo “Noigo”.
Detrás de mi… justo en ese momento, oigo un claxon.
- Bienvenido al servicio de recogida… Mili, ¿desea activar…?
Me giro y observo que se acerca un tractor…
- ¡Vamos rápido, quiero subir ya al helicóptero…! ¡sí, sí… a todo!
Y justo cuando me estoy subiendo al moderno aparato, embelesada con la amplia sonrisa de mi agente… alguien me zarandea fuerte.
Abro los ojos. Me despierta Manolo.

- Mili… que no para de pitar tu móvil, que le falta batería… que ya estamos llegando, y que… a ver ahora donde leches aparco yo el tractor.

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